martes, 7 de abril de 2015

Sobre la campaña "Leche materna" de Unicef-Venezuela, 2010



El tema del video es la función del padre en la salvaguarda de la lactancia materna. Su premisa es que los padres pueden y quieren participar en la lactancia materna. Pero el mensaje es que el papá puede y debe cumplir su destino patriarcal de "salvar" a la cría y a la madre, y convertirse en una versión posmoderna del pater familias. En una primera lectura, el padre es representado como el típico “hombre sensible” que asume el trabajo doméstico. Sin embargo, el verdadero mensaje del video se devela en lo que no dice, en lo que no vemos, el momento en que el padre no hace lo que parece ser obvio: llevarle la cría a su madre.

En cambio, carga a la cría mientras la mujer continúa ausente del discurso. Esa ausencia se subraya en el hecho de que, luego de alzar a su hija, el padre alza a la madre en sus brazos. Desde una perspectiva iconográfica, ese gesto recuerda la imagen cristiana de la piedad (una piedad invertida), o la del soldado marine rescatando al compañero caído de tantas películas de Hollywood, o la del Hércules de Disney cuando sale del inframundo con Megara en sus brazos, rescatada de la muerte. La madre y la niña son representadas como las biomujeres del hombre-hétero (ambas son "sus" niñas), sobre las que se ejerce una doble dominación de género y sexual (no es lo mismo si se tratase de un hijo varón, que, según los códigos hegemónicos, no debería llorar tanto, o no podría representarse llorando sin consuelo). La mujer desaparece y sólo queda para ser cuerpo sobre el que se ejerce, al mismo tiempo, la fuerza, la violencia y la ternura del hombre, como en el código porno. El padre se convierte en el príncipe encantador que toda biomujer está mediáticamente –y medicadamente-- destinada a añorar. Es el príncipe del sueño heteronormado pos industrial: el macho alfa que al mismo tiempo es tierno y sensible.

En general, la campaña de Unicef plantea que el amamantamiento humano sólo puede ser restituido, en Venezuela, si lo convertimos en una mercancía afectiva (por eso pos industrial), y si contamos con la disposición de padres héroes del Hollywood-latino que salven la lactancia.

Al final vemos una escena de supuesta conciliación, impuesta por el padre: la madre se despierta y, por fin, amamanta a la niña que ya no llora. El padre las acaricia a las dos. Es creador del apego. El salvador de la noche. El héroe de la lactancia. El pater familias de la era farmacopornográfica: el administrador de la afectividad de la casa.