martes, 17 de mayo de 2011

Krinein, crisis: quebrar, separar, sopesar y decidir (I)

Me interesa la manera en que J.M. Briceño Guerrero habla de la razón filosófica. La llama “razón segunda” o razón crítica, porque está fundada en el asombro de lo más común entre los pueblos: la presencia sencilla de la razón primera. En el vilo de ese asombro el pueblo griego inventó un método para especular racionalmente con la razón, para penetrarla y jugar con ella, para examinarla desde adentro, para cifrarla y descifrarla, en busca de placeres que no se acabaran en la carne. A ese juego los griegos le llamaron libertad.

El método consistía en comenzar enseñando el camino, oscuro y pedregoso, que conduce al conocimiento de la razón. Al final del camino está el origen de la razón. Transitarlo es ir de lo más común, de lo dado por los dioses, al asombro prometeico de lo más común; como es también ir del cuerpo (de lo particular) a la unidad del ser en la verdad, lo bueno y lo bello.

Los griegos le llamaron a ese tránsito “filosofía”: el juego que expone al hombre ante el libre uso de su facultad de entender. La expulsión de los poetas del dominio de la República, el examen de la carta de Lisias en Fedro, o las prescripciones técnicas de Aristóteles para hacer arte bello, son ejemplos de ese método, que comienza mostrando las hebras de su trama.

Filósofo es quien se goza tejiendo y destejiendo la trama de su asombro filosófico. El que separa las hebras, una a una; el que decide con cuáles se queda y cuáles desecha. Pero también es el que quiebra los sentidos de una trama que parecía estar lista, y la desteje y así demuestra su futilidad. En el libro diez de República, en el final de Fedro y en la Poética aristotélica la razón actúa separando, quebrando y decidiendo la textura de su tela. La razón se vuelve krinein, hace crisis, se vuelve crítica.

No quiero decir que en aquellos pasajes platónicos y en el libro de Aristóteles se haga crítica del arte. Los griegos no hicieron una crítica estética de la poesía o del arte. Construyeron un sistema para el conocimiento de la razón, que es un crítica de la razón. De ese sistema se desprende un juicio y una teoría de la poesía épica y trágica, pero no una crítica.