jueves, 9 de diciembre de 2010

El reino de los objetos que pueden ser nombrados con todas las palabras

En el arte contemporáneo caben todos los discursos. Es el ámbito del libre juego de la interpretación. La falsa polisemia de ese arte está garantizada por el aislamiento de los objetos que produce, objetos indiferentes de sí mismos, signos autorreferenciales. Todas las herramientas de todas las disciplinas caben en ese objeto trans-estético, que es la configuración final y afinada del arte absoluto.*

El crítico y el curador del arte contemporáneo son los intérpretes y los traductores de esos objetos. Pero a diferencia del intérprete del arte renacentista, por ejemplo, que siempre será superado por la obra que interpreta, el crítico y el curador del arte contemporáneo saben que siempre serán superados por los medios de masas, como también saben que están destinados a reciclar un discurso vacío (y por eso posible) que alguien tiene que llenar de texto. Entre nosotros, el mejor reciclador de discursos “contemporáneos” es Félix Suazo, y el dispositivo crítico más afinado quizás sea la Plantilla para hacer textos de índole decolonial y/o altermoderno, de Lucas Ospina, que tanto le debe a las estrategias de la propaganda política del siglo XX (pienso en Garth y Napolitan).

Con esa plantilla uno puede hacer un texto políticamente correcto que no diga absolutamente nada. Sólo hace falta jugar bien con la plantilla para estar horas elaborando un discurso aparentemente inteligible. Las voces autorizadas del arte contemporáneo (Dussel, Guattari, Habermas), los giros discursivos y el uso de palabrotas como “altermodernidad” y “decolonialismo” son las claves de un discurso hedonista, absoluto, sin significado y sin contenido: un signo perfecto, como el que producen y reproducen los canales de noticias o los diputados de cualquier parlamento nacional o internacional.

Siguiendo bien las instrucciones del juego, uno puede hacer un texto como este:

“La complejidad de los estudios realizados en el contexto histórico, geográfico y cultural garantiza la preparación de un grupo importante, de alta calidad en la formación, que propicia la intermedialidad y el discernimiento de las diferencias de esta actitud anticolonial —la cual es una de las características centrales del giro decolonial— y que es compartida por la crítica altermoderna de la estandarización. Pero pecaríamos de insinceros si soslayásemos que el giro decolonial no es una filosofía postmoderna porque se ha formado en contra del carácter eurocéntrico del pensamiento postmoderno, sin embargo, la superación de las experiencias periclitadas implica el proceso de reestructuración y de actualización, además hace razonable ver también la viga en el ojo autóctono de la identificación del logos con lo universal, uno de estos mitos modernos que el pensamiento “transmoderno” (como lo llama Dussel) intenta abandonar”.

Entre nosotros, Félix Suazo maneja el arte de hacer textos orales parecidos a los de la plantilla de Lucas Ospina, pero sin duda mucho más refinados. Félix puede hacer que la obra de cualquier artista contemporáneo sea inteligible, o al menos sabe hacernos creer que podemos entenderla. Es un intérprete, en el sentido moderno de esa palabra, es un creador de historias, un relator de fábulas improvisadas sobre cualquier obra o cualquier montaje museográfico de arte contemporáneo. Y ejerce su oficio con tanto tino, que por momentos creemos estar ante objetos artísticos parecidos a la Primavera, y así logra postergar o velar el hedonismo y la indiferencia de esos objetos que, como nos enseña Lucas Ospina, pueden ser nombrados con todas las palabras.


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* En cambio, a la Primavera de Boticcelli, que ya es una primera forma de arte absoluto, no le cabe ningún discurso, porque la obra siempre los supera. Allí la interpretación es intento. Algo siempre se nos escapa.

1 comentario:

  1. ahhh muy bien, como que "los palos que te daba" y otras lecturas parece que si van funcionando... en el discurso... quizás incluso demasiado lento... Excelente crítica, de las mejores a mi gusto. Ahora bien, altermodernidad y decolonialismo son cosa seria así las abusen innumerables charlatanes retóricos. Como las referencias a los autores que nombras, ese kit de intelectual posmoderno As seen on TV, entre los que no puede faltar, como máxima moda de los que menos lo entienden, a Foucault. La experiencia me dice que sólo amando se puede hacer la diferencia en ese sentido. No es contigo la observación, a lo único que le declaro la guerra es al cinismo, ese moralismo cómodo del siglo XXI.
    Crítica, pero, ¿soluciones? ¿ideologías alternativas? ¿nuevos valores? ¿discurso salvaje? ¿materialidad del discurso? ¿para cuándo? jeje, para qué exigirle más y más a alguien verda? quizás sólo tengo urgencia de interlocutores, quizás cada quien tiene su rol y su destinación en este simple juego de seducción y método.... saludos

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