miércoles, 6 de febrero de 2013

Hacia una estética provisional X

Según el Grupo, el objetivo de El salón era “someter a debate el creciente protagonismo de los mecanismos de mediación cultural”. El simulacro sirvió para provocar ese debate. ¿Qué mejor manera de crear polémica? La ficción y la caricatura de los instrumentos de mediación permitía llegar a la base de la infraestructura cultural, a los modos de relación entre poéticas y políticas que componen el mundo del arte. En El salón todo fue simulado, corrompido: el catálogo y su texto curatorial, la nota de prensa, los afiches promocionales, las fichas técnicas, el museógrafo, el curador, las obras, los artistas, los premios, la premiación. El juego fue tan eficiente que hasta Brenda Berrocal, periodista de Quinto Día, publicó la noticia de la exposición sin decir la farsa. Quedaba a la vista el fraude, el de El salón y el de cualquier otro. Quedaba a la vista la estofa cultural de todo salón, su discursividad más evidente y menos visible.

Este recurso caricaturesco sirvió para situar en perspectiva las formas políticas del arte. Las expuso en términos de códigos culturales, las definió como signos determinados por voluntades de poder. Fue un recurso pos estructuralista y barroco. Como la caricatura ridiculiza y exagera, hace nombrable lo que no se dice; placentero lo que no se disfruta. Funciona como la anamorfosis: trueca inesperada y radicalmente los sentidos; desnaturaliza inoportunamente. Lo serio, el orden y el poder se vuelven graciosos, risibles, y así son desarticulados.

Toda la seriedad, credibilidad y legitimidad de los salones de arte fue ridiculizada en El salón. La risa, como herramienta de interpretación, permitió la reflexión de problemas concretos, ajenos a discusiones o preguntas abstractas del tipo: ¿para qué sirve un salón; cómo hacerlo más justo, incluyente, democrático?, ¿qué es un jurado y cómo debe funcionar?, ¿cómo hacen los artistas para participar, cómo acomodan sus discursos según las exigencias de los salones?, ¿cómo premiar con justicia estética, etc.? En cambio, los problemas concretos, referentes a las tramas de significación y de poder que sostienen las preguntas anteriores, nos sitúan fuera de la estructura y nos permiten leerla desde una perspectiva invertida, travestida.
Hazte la idea de que quieres decir algunas cosas que la mayoría de la gente no quiere oír. Entonces inventas algunas situaciones. Por ejemplo, un salón de artistas desconocidos; le das un nombre a cada uno, pintas como si tú fueras uno de ellos, los agrupas en unas tendencias, buscas un crítico que los promueva o inventas a alguien que haga esta función, haces una exposición y ya está. Así funciona el mundo del arte. Luego, para evitar represalias, pones en boca de todos esos personajes de ficción lo que tú habrías querido decir. Eso es todo. (Archivo Olavarría, circa 1998:7)
Esto lo dijo un falso David Palacios en una entrevista ficticia hecha por Flavio Suárez Fombona, el falso curador de El salón. Llama la atención la frase “para evitar represalias”. Puede entenderse como un signo de la función política de la ficción, una expresión que plantea la necesidad de “ponerse a salvo”. Pero como su contexto es el simulacro, se trata de una falsa función política (¿un oxímoron?). A lo sumo, El salón podría pensarse como un evento de guerrilla simbólica.

Lo que sí es seguro es que la expresión “para evitar represalias” fue parte del juego, de la mascarada: fue otro recurso retórico para construir la caricatura del salón, otro recurso crítico. Y esta visión de El salón como evento crítico es la que más me interesa. Porque la caricatura, como dice Panofsky en un artículo sobre el barroco, “es capaz de señalar las discrepancias entre la realidad y los postulados éticos y estéticos, y de superar estas discrepancias” (2000:105).

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Ver también: /// Hacia una estética provisional IX / Hacia una estética provisional VIIIHacia una estética provisional VII / Hacia una estética provisional VI / Hacia una estética provisional V / Un epígrafe para el trabajo sobre el Grupo Provisional / Hacia una estética provisional IV / Hacia una estética provisional: algunos presupuestos teóricos y metodológicos  / Hacia una estética provisional III / Hacia una estética provisional II   /  Hacia una estética provisional I

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